Construir una demanda
Una marca es un símbolo de valor capaz de ser reconocido por un consumidor cuando esté navegando entre distintas opciones que le ofrece un mercado. Este símbolo asentado en la mente del consumidor le activa asociaciones y emociones que ha ido aprendido respecto a esa marca. Una marca está vinculada de forma intrínseca con valores que se asocian a los productos o servicios. Cuando hay diferentes productos alternativos el usuario elige la marca con la que más se identifica.
El impacto emocional de una marca fuerte
Una marca fuerte trabaja principalmente en el subconsciente a través de efectos emocionales. Es donde se piensa rápido, en estereotipos y dónde la programación biológica es el elemento de mayor capacidad de convencimiento. Las emociones se convierten en la llave con la que nuestra atención se abre las puertas hacia opciones y atributos. Marcas fuertes logran que sus activos estén detrás de estas puertas y conecten con la perspectiva perceptiva y con los motivos internos de los individuos. De esta forma se instalan hologramas en la red asociativa mental que despliegan un efecto de locomotora motivacional hacía un: «¡Yo quiero esto!» El Brandcode es esa llave que resulta de la codificación neuronal de los activos de la marca.
Diseñar un brandcode fuerte según el principio KISS
KISS – Keep it simple and short o smart es un principio de diseño para crear soluciones que facilitan ser bien comprendidos y evitan el acometido de errores. Este principio de diseño caracteriza también una buena gestión de marca para que pueda garantizar sus tres características esenciales:
Claridad/Diferenciación – Consistencia – Coherencia
El carácter diferenciador se refiere a la facilidad de diferenciar la marca de otras alternativas en el mercado, el carácter claridad a la facilidad de percibir y comprender. Si hay dos marcas alternativas con características reemplazables, sólo queda el precio como elemento diferenciador para tomar una decisión de compra. Si una marca no es visible, si una característica de un producto no es percibido, ni la marca ni el producto forman parte de las opciones de compra percibidas de una persona. En un mundo cada vez más complejo y técnologizado, la simplicidad se está volviendo en un valor clave con efectos directos sobre la atención y satisfacción. Para crear una imagen clara y coherente todos los puntos de contacto entre marca e individuo necesitan de sincronización y sintonía.