La clásica rueda de marca entendida como un volante, más allá de definir el ADN, la esencia de la marca, ayuda a mantener y corregir el rumbo de una marca en el mercado a lo largo del tiempo. Es un instrumento estratégico que opera combinando diferentes perspectivas que conjuguen elementos racionales y emocionales a través de atributos y valores, respectivamente.
Las principales perspectivas sobre las que se trabaja son:
- Perspectiva por parte de los consumidores o buyer personas – su percepción, sus ideas y conocimientos sobre la marca (la heteroimagen que tienen los compradores y no-compradores)
- Perspectiva por parte de la propia empresa (imagen de si misma)
- Perspectiva objetiva o idea ideal (modelo del ideal)
A estas perspectivas o puntos de vista se pueden añadir perspectivas de competidores, de modo que de esta forma proporcionarían una imagen corregida en referencia a la vista objetiva. Como la marca es algo vivo y no estático, estas vistas siempre tienen carácter instantáneo.
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